martes, diciembre 25, 2012

Enésimo aviso a la izquierda española

El contrastable retroceso social en nuestro país, sin parangón en los últimos treinta y cinco años, está propiciado fundamentalmente por:

a) Una monumental crisis mundial del sistema capitalista -sólo comparable a la de 1929- inducida sobremanera por los excesos del capitalismo financiero-especulativo.

b) La gestión ultraconservadora del Gobierno del PP en el último año, en las antípodas de su programa electoral prometido. Sin olvidar, pero a años luz de esto último, la gestión del Gobierno PSOE en su año y medio final, ciertamente impropia de un partido socialista.

Para paliar este sombrío panorama, por tanto, es obvio que hace falta un nuevo proyecto político-social que, inexorablemente, pasa por la activación e implicación de la mayoría política natural del planeta democrático (en clave claramente progresista, con sus diferentes intensidades). Y con ello, la internacionalización de una izquierda política que sea capaz de ponerse de acuerdo para ofrecer a la inmensa ciudadanía mundial una nueva ilusión reconocible como alcanzable a corto/medio plazo.

En España, así las cosas, dicha armonía de partidos progresistas depende esencialmente (no sólo, sobre todo atendiendo a los nacionalismos de izquierda) de PSOE e IU.

Pero, las diversas peripecias de estas dos formaciones aquí y ahora, dibujan muy borrosamente esa imprescindible convergencia en las líneas definitorias de ese mentado socialismo purificador. En el PSOE, porque parece de sentido común que los protagonistas en primera línea de los últimos dieciocho meses del Gobierno de Rodríguez Zapatero no deben ser los mismos para la superación de este nefasto período. En IU, porque la lucha soterrada entre el PCE (nota predominante de la formación) y la recién nacida Izquierda Abierta liderada por Gaspar Llamazares, no parece que ofrezca un buen caldo de cultivo para edificar una nueva alternativa al actual precipicio al que se asoma el estado español.

Lo más importante de todo, sin embargo, es que si de la política formal no se  decanta la solución, será la informal (y no por ello ilegítima), la de los movimientos ciudadanos no ligados (o al menos, no excesivamente) a los partidos la que marque el camino para una nueva era democrática y solidaria. Para renovar e incrementar incluso la calidad de vida de la ciudadanía, en suma. A ver...




lunes, noviembre 19, 2012

La gran rebelión intelectual


"Adhesión a la rebelión" era el texto, cortito pero mortal, que solían endosar en el franquismo a toda persona que era sorprendida con actitud y/o comportamiento hostil al régimen. Much@s ciudadan@s sufrieron largos años de cárcel (con reiteradas palizas y torturas incluidas) y en muchos casos penas de muerte. Las secuelas psicofísicas para l@s "rebeldes" y asimismo sus familias, son contrastables aún en nuestros días.

Con la evidencia bien próxima de un familiar de primer grado, puedo hablar con propiedad de semejante rebeldía actitudinal y sin ocultar la cara, cuyo objetivo no era otro que el de alcanzar una democracia profunda que facilitara la convivencia y la igualdad en libertad. Y rebeldía que no era tal, pues  obviamente los rebeldes fueron ellos, los fascistas.

Entiendo que aquellas vidas sacrificadas por causa tan noble no merecen que, ya en democracia, se retroceda socialmente como se está haciendo. Por ello, si el gobierno PP actual no tiene la menor intención de consultar a la ciudadanía (por referéndum y/o elecciones) qué es lo que ésta opina sobre el programa que aplica dicho gobierno y que significa todo lo contrario de lo que prometió, algo habrá que hacer.

Pero no, no se trata de rebelarse, aquí y ahora, fuera de la ley. Toda democracia posibilita (sólo faltaba) con su normativa legal que los ciudadan@s expresen su rebeldía intelectual (sin violencia y legítimamente) ante las acciones de sus polític@s, como llevo indicando en este blog desde el invierno pasado. Esto es, que expresen su desacuerdo, que expliciten que no comparten el comportamiento de un gobierno dado o de quien sea. 

Así, en un sistema democrático la calle obviamente es de los ciudadan@s, de nadie más. Y la vida de  ést@s les pertenece a ell@s, no a sus gobernantes eventuales, sobremanera si fueron elegidos con un programa en las antípodas del puesto en práctica después. Un matiz más: las huelgas y manifestaciones reguladas en democracia han de ser, no sólo respetadas, sino incluso mimadas. 

Hoy, en España, quien no vea que el referéndum aliviaría y mucho este ambiente irrespirable actual, es poco estadista. Porque este pueblo, en su gran mayoría, está en una actitud de no admisión de este programa gubernamental. Da igual la encuesta que se consulte.

Por tanto, estamos ante una rebelión intelectual para defenderse, no para atacar a nadie. Rebelión, dicho en síntesis y por si alguien aún no lo ha entendido, para que este país funcione para tod@s y no sólo para una minoría privilegiada. Para que nuestra sociedad no retroceda decenios en tan sólo un año.

Una gran rebelión intelectual, sí, para siquiera aproximarse a los objetivos de aquell@s "rebeldes" que incluso dieron su vida para posibilitar un país de democracia real y no sólo formal, buscando, en libertad, la convivencia e igualdad. Más de treinta y cinco años después de la caída de la dictadura, ningún polític@ mínimamente inteligente ignora que siempre vale más perder eventualmente un referéndum y/o unas elecciones con la cara bien alta, que pasar tres legislaturas en la oposición evitando las miradas. 
  
   

jueves, noviembre 01, 2012

No saben, no contestan

Hemos llegado a un punto en este país nuestro en el  que, el gobierno PP de la nación, ni sabe gestionar la crisis (¡bien que prometía lo contrario!), ni sabe escuchar a la ciudadanía, ni sabe por tanto leer una partitura elemental: si la calle y las encuestas rechazan esta forma de hacer, la mayoría parlamentaria conseguida hace casi un año está largamente superada por la realidad del pueblo, sustancia de la democracia.

De nada vale que el gobierno se escude sólo y exclusivamente en la pretendida herencia recibida. Tod@s sabemos que el último año y medio de gobierno PSOE fue en buena medida impropio de las letras centrales de sus siglas, lo cual pagó y paga aún en las urnas. Lo que no debe pagar nadie ajeno a quien lo produce es el cúmulo de despropósitos sociales del actual gobierno ultra conservador del PP. En las últimas tres décadas y media no hay parangón alguno de gestión tan nefasta para la ciudadanía. Y esto sí es de la responsabilidad exclusiva del partido de la calle Génova. 

El brutal deterioro de la calidad de vida y los casi seis millones de parad@s, sólo tienen una salida natural: consultar al pueblo, porque aquí y ahora y de aquí en adelante, el tiempo de l@s ciudadan@s es más claro que nunca. Si el presidente Rajoy no quiere adelantar elecciones, un referéndum que apruebe o no las medidas más controvertidas de su gestión se hace imprescindible. Después, según el resultado, se vería.

Porque no es de recibo que Rajoy llegue a admitir (gran error político) que la realidad económica le ha cambiado el programa. Es impresentable que asuma públicamente, aun de manera tácita, que los agazapados poderes financieros son los que ordenan el planeta y dirigen la política. Al menos, la de los partidos afines a este sistema antisocial y enfermo hasta las cejas. 

Debería ser justo al contrario, en una democracia sana: la política, emanada de la urnas, ha de velar por que los movimientos del gran dinero no sean negativos, sino positivos, para la relativa igualdad en libertad. 

No saben, no contestan. Hasta que no tengan más remedio. El otoño, aunque lluvioso, se presenta socialmente calentito.

domingo, septiembre 16, 2012

El referéndum, valedor de la democracia

Como nos recuerda Rousseau, hay una gran diferencia entre la democracia directa, en la que el pueblo todo hace sus propias leyes, y la democracia y gobierno representativos, donde las leyes las crean los representantes elegidos por el pueblo.

Tan es así que, en realidad, a partir de las revoluciones inglesa, norteamericana y francesa -como ilustra Bernard Manin, profesor de Ciencia Política de la Universidad de Nueva York- comienza lo que hoy denominamos democracia representativa asentándose en un sistema de instituciones que no era considerado, en sus principios, como forma de democracia o de gobierno del pueblo. Y ya en nuestros días, se entiende que la democracia representativa es una forma,  indirecta, esto sí, del mentado gobierno del pueblo. 

Por tanto, aquella ocurrencia de Churchill de que la democracia representativa es el menos malo de los sistemas, necesita de cierta matización importante. Porque el político inglés podría tener razón a condición de que se cumpla un par ineludible de condiciones. Una, que el equilibrio de poderes del barón de Montesquieu sea algo real, más que cuasi formal. La otra (que es la que interesa aquí, pero vinculada a la anterior), que los elegid@s no se desvinculen de los electores durante los varios años de duración de la legislatura, esto es, que no incumplan clamorosamente el programa por el que fueron elegid@s. Que no mientan al pueblo justamente en las razones por las que el pueblos les ha escogido a ell@s en vez de a otr@s.

Desde hace más de medio año, en este blog, hablo de rebelión -democrática, legal, legítima, no violenta, como no podría ser de otra manera, para no sucumbir ante los recortes- y de la pérdida de la mayoría social por parte del gobierno sustentado por el Partido Popular. Y de que el referéndum es una de las dos soluciones para este inmenso atasco actual. La otra solución es el adelanto electoral, que podría muy bien complementar a la primera, en función del resultado de ésta.

La consulta directa al pueblo, en una situación como la de hoy en nuestro país, pondría en valor la democracia indirecta, representativa. Porque el referéndum es cuasi democracia directa, es sin duda y al menos semi-directa. Y si no hay consulta, se produciría un auténtico enrocamiento del gobierno, con todas sus nefastas consecuencias sociales. La propia moción de confianza utilizando una mayoría parlamentaria lejos ya de la mayoría social, sería un fuego de artificios y no arreglaría nada. Como tampoco un simple cambio de caras en el consejo de ministros para seguir por la senda de los recortes.

Con el referéndum, en fin, el PP estaría en situación de contrastar si la mayoría ciudadana entiende o no que estamos ante un fiasco democrático, entre otras cosas.  El referéndum y/o elecciones adelantadas, por ello y además, no sólo serían positivas para el país sino asimismo para el partido hoy en el gobierno de la nación, que se encuentra en un peligroso plano inclinado.

En democracia, cuanto más se vote, mejor. Y más consulta directa, siempre es más democracia. Porque la democracia representativa, no lo olvidemos, debe tener ese ineludible complemento durante la travesía de la legislatura y cuando los hechos tozudos muestran que el país va mal.



sábado, septiembre 01, 2012

La credibildad en política

Desde hace más de medio siglo, el concepto de imagen viene siendo estudiado, diseccionado, analizado en sus elementos más importantes, los que más pesan en la conducta política de los ciudadanos. Singularmente las universidades han sido y siguen siendo centros de investigación sobre estos menesteres. Al principio, sobre todo, en las norteamericanas (Columbia, Chicago...) y después en las más señeras de otros países desarrollados, fundamentalmente europeos. 

Así, a través de una ingente cantidad de investigación empírica al respecto, tanto de campo como de laboratorio, poco a poco se ha ido perfeccionando, profundizando en este concepto crucial para la vida política -y para cualquier conducta humana-, la imagen. Porque la imagen no es otra cosa que un definido conjunto de características que alguien atribuye a algo/alguien en un momento dado. Y esas características no se asignan sin causa alguna. Todo lo contrario, obedecen al aprendizaje y socialización del individuo a lo largo de su vida, con especial importancia en la niñez y pubertad.

Y es que, desde la infancia, se aprende (sobre todo desde la familia, que intenta , con  su mejor intención, cooptar toda percepción del niño/a) a asignar y a valorar (aquí estaríamos ante una actitud) esas asignaciones. Y de esta manera, el niño(a)/adolescente percibe todo lo que le rodea en orden a esas predisposiciones emanadas esencialmente -sin olvidar las instituciones educativas, que la familia asimismo querrá fiscalizar- de ese citado grupo primario de pertenencia, el núcleo familiar. En este sentido, una imagen es el automatismo inmediato de una percepción, es una percepción. Y, consiguientemente, se tienen imágenes y se valoran desde la niñez.

Pues bien, dicho todo esto (sintetizado al máximo), las mentadas investigaciones, fiables de todo punto en razón, entre otras cosas, de su repetición y coincidencia de resultados, arrojan lo siguiente en lo concerniente a la imagen: ésta es divisible en tres grandes factores que son los elementos fundamentales de la imagen: credibilidad, atracción y poder.

El primero de ellos, la credibilidad, es con  mucho el de mayor peso en general. Y es divisible, a su vez, en tres subfactores que, previa aplicación de análisis factorial, saturan en un alto porcentaje la varianza de dicha credibilidad; esto es, que son los de mayor importancia de tal credibilidad:

a) Competencia, capacidad, preparación
b) Fiabilidad ética
c) Eficacia social

Y, los dos últimos (b, c) queda evidenciado por la tozudez de los datos que suelen correlacionar muy positivamente con la intención de voto del ciudadano(a). Es decir que, para una fiabilidad ética y eficacia social altos percibidos por el público al que trata de alcanzar una formación política, la intención de voto hacia esa formación se fortalece. Y todo lo contrario si esos dos subfactores de la credibilidad se  perciben bajos.

Todo lo cual nos permite aseverar con rotundidad que, en el mundo político, los líderes y sus partidos han de sujetarse a estas premisas si desean satisfacer las expectativas de sus respectivos electorados. Precisamente porque esto no sucede tan a menudo como sería de desear, hay debacles electorales. Tómese el país que se desee con democracia representativa y los ejemplos serán muy numerosos, sin duda alguna. En España, ahora y aquí, para qué matizar y señalar, verdad? Ya lo hago diariamente en la red social con tweets y similares.

Podríamos hablar mucho de este tema, claro.

Gracias por la lectura.






sábado, agosto 18, 2012

La hora de la izquierda

Hoy quiero ser escueto e ir al grano. Entre lo que ya ha hecho y lo que amenaza por hacer aún, el gobierno PP está acorralado. Da igual que ahora se hable de una inminente campaña de comunicación para que los ciudadanos se conformen con esta ruina. Ya no cuela. El cociente intelectual del colectivo de administrados, en general, se mueve entre aceptable y excelente. 

Se pulse donde se pulse, la gente está verdaderamente saturada. La contestación en la calle va en aumento, es imparable. El partido ultraconservador español ya no va a dar marcha atrás, las cartas están echadas y va a tener (con una remodelación gubernamental antes, para maquillar) que claudicar en la convocatoria de referéndum y/o elecciones anticipadas. Se verá. 

De manera que la izquierda ha de ir preparándose para, si sabe gestionar bien esto, acceder al poder con el apoyo mayoritario de la ciudadanía. Pero la situación ha cambiado tanto desde hace tan poco, que, singularmente PSOE e IU, van a tener que sentarse a hablar otra vez, y en esta ocasión con un objetivo ineludible: confeccionar un programa común de izquierda propiamente dicha y acudir juntos a las elecciones. 

Si el PSOE se pone estrecho para esto, entre IU y UPyD, entiendo que lo van a laminar. Es hora de sacar del baúl el maravilloso concepto de RADICAL. El socialismo light, aquí y ahora, tiene una minoría adepta, nada más.

Si fuese IU quien pusiera trabas al asunto, pienso que su paulatina ascensión se pararía e incluso podría haber retroceso. El electorado progresista, en el siglo XXI, no quiere saber nada de esperpentos antiguos creados por el franquismo. Y sabe que toda la izquierda (al menos la no nacionalista) en coalición, si antes ganaba hoy arrasa.

Para problemas extraordinariamente graves, soluciones nuevas, sobre todo cuando el riesgo es tendente a cero.


domingo, agosto 12, 2012

Gordillo mueve la calle

La aparición del affair Gordillo en el programa de debate de mayor audiencia de España, en prime time, 22 horas, un sábado, durante dos horas seguidas (Tele 5, El Gran Debate), ha sido la guinda de varios días de gran cobertura en prensa, radio y televisión.

Por tanto, quiero dejarlo claro desde un principio, ya se ha cumplido sobradamente el objetivo general del alcalde de Marinaleda y sus correligionarios sindicales: irrumpir en la agenda de los medios informativos de manera estelar, y así estimular la comparativa de los ciudadanos entre el asunto de los supermercados y los grandes e increíbles desmanes financieros en este país. Para así mostrar con ello a toda España, dentro de ese objetivo citado, que lo segundo lleva a lo primero, que esta ruina social española tiene sobre todo su origen en esa enorme falla y exacerbación del sistema y en las proclividades e injusticias del gobierno central sustentado por el PP.

El intento por parte del gobierno de la nación de llevar este asunto a la dicotomía legal/ilegal, ha quedado, pues, desbordado. Esa no parece claro que sea la cuestión de más peso, en términos de opinión pública. Pero es que, por añadidura y aunque así fuera, las encuestas recientes realizadas por  varios medios de comunicación dejan meridianamente claro que la mayoría de los españoles consultados en sendas muestras representativas, apoya con mayor o menor intensidad la acción organizada por el diputado y alcalde andaluz. La encuesta mostrada en El Gran Debate anoche no me parece muy fiable, pues es palmario que propicia, con el texto de la primera pregunta, un sesgo en la respuesta no sólo a ésta sino a la segunda cuestión dirigida a la muestra consultada.

Así, si bien en un primer momento, elevando la conducta de Gordillo y sus colegas a la categoría de gran noticia universal, el gobierno del PP logró eclipsar relativamente los resultados convergentes de su nefasta gestión y de la severa patología del paradigma, al día de hoy estas dos disfunciones sociales están, más que nunca, en las  conversaciones de los ciudadanos. La torpeza con la que este gobierno maneja no sólo la vida de sus administrados sino también -y más en concreto- la comunicación con éstos, queda ayudada con la portada del último viernes del diario que le es ideológicamente afín, ABC, el cual entró como elefante en cacharrería contra el diputado de IU, Gaspar Llamazares, debido al apoyo de éste a su compañero Sánchez Gordillo en lo referido a este mentado asunto. En El Gran Debate, donde apareció Llamazares (que sale muy reforzado con este asunto, para el público de izquierda), el periódico conservador tuvo su oportunidad por teléfono a través del responsable de su sección "España", el cual, con un discurso impropio de la imparcialidad periodística, dejó en  evidencia profesional a él y a su empresa.

Gordillo lanzó variadas e impactantes frases a lo largo del programa. Permítaseme extraer tres en concreto: a) "No somos de extrema izquierda, somos de extrema necesidad"; b) "Yo creo que el PSOE y el PP son la misma cosa, dos caras de la misma moneda"; c) "Que salgamos a la calle, que digamos basta, que nos están pisoteando".

En fin, creo que Sánchez Gordillo además le ha hecho un boquete al PSOE que, falto de reflejos, ha atacado el comportamiento del diputado y alcalde de IU. Cree Rubalcaba, de verdad, que con unas clases media y baja crispadas, su discurso coincidente con el del PP respecto a Gordillo le posiciona en socialista y le va a dar algún voto? Pienso que justo todo lo contrario. Ha tenido una magnífica oportunidad para, con todos los matices que hubiese querido, dejar claro que el paradigma capitalista no es ni secante ni tangente al socialismo. Pero, el PSOE, parece andar desde hace tiempo perdido en batallas de poder interno y absolutamente distanciado de lo que, en verdad, quiere una importante mayoría de sus militantes y de sus votantes potenciales.

En definitiva, la acción de Sánchez Gordillo y sus compañeros ha movido -y cómo- al ciudadano progresista.  A partir de ahora, preveo que las cosas no van a ser igual. El gobierno vive ya para defenderse de una vorágine ciudadana que, día a día, va dejando en minoría real la mayoría parlamentaria del PP. 

sábado, agosto 04, 2012

El regreso de RTVE a la caverna

Hace unos pocos años ya di mi opinión, publicada, como catedrático de la especialidad, acerca de los increíbles desmanes periodísticas del ente público Telemadrid. Ignoro si entre eso, y las dos intervenciones que como tertuliano tuve en su controvertido "Madrid Opina" (hace poco sustituido por otro similar), estuvo la razón de que nunca más me volvieran a llamar. La verdad es que casi me hicieron un favor, pues aparecer alguien como yo en aquel u otros programas similares de otras cadenas de análoga catadura -que tod@s conocemos-, significa estar en flagrante minoría respecto a la línea analítica que armoniza -y cómo- con las posturas del PP. 

Y ahora, uno de los periodistas más significados con ese canal mentado, junto a buena parte de otros profesionales de la información de la nefasta época Urdaci de RTVE, desembarcan en las que, sin duda alguna, han sido en los últimos años y hasta hace bien poco la televisión y radio públicas más imparciales de la historia mediática de este país. Todo un símbolo, todo un retroceso de decenios, que nos sitúa otra vez muy cerca del kilómetro cero de la transición.

España está literalmente hundida en la ruina social más grande de este ya felizmente largo período que, con referencia a la dictadura, nos atrevemos a llamar de libertad. Y el control de contenidos y formas de la televisión, radio y prensa al alcance del PP (la inmensa mayoría) es una pieza más de deterioro social, de fallas democráticas a las que los ciudadanos estamos asistiendo. Parece que se trataría, así, de que la gente escuche, vea y lea un mensaje básico elemental: el gobierno del PP hace todo esto por el bien nuestro. El gobierno y el partido que le sustenta son infinitamente buenos (hasta el punto de que, al día de hoy, son tendentes a cero las intervenciones de algun@s de sus líderes que reconozcan ciertos errores, siquiera leves). Nada, todo es perfecto. Los que se equivocan son los ciudadanos, que no se enteran, que no llegan a entender el enorme sacrificio de un partido que aun bajando todos los días en las encuestas, no le importa con tal de hacer las cosas que, por lo visto, hay que hacer... 

Claro que, lo que no será capaz de demostrar este gobierno, por muchos medios de comunicación que quiera controlar, es que todo este dislate es para beneficio de la inmensa mayoría de los ciudadanos. Antes al contrario, tendría mucho más fácil evidenciar con datos incontestables que la verdaderamente beneficiada es una pequeña minoría, la de mayor capacidad adquisitiva y mayor cantidad de patrimonio. Además, está absolutamente contrastado, que el monocolor o cuasi monocolor informativos, no tienen efectividad sino entre los incondicionales. En las dictaduras y en las democracias. Si no fuese así, verbigracia, una mayoría aplastante de este país sería franquista.

Va a ser difícil que el PP ceje en esta política suicida, en la que los medios de comunicación afines a dicha formación aparecen con modelos de actuación en línea con las del propio gobierno y partido como tales. Esto es, versión actual de modelos propios del antiguo "modelo propagandístico" del siglo XIX, hoy periclitado en todos y cada uno de los países que se denominan desarrollados. Pero, por lo que está viniendo, hay indicios importantes de que España puede no estar muy lejos de volver a ser una sociedad subdesarrollada. Como hace decenios. Y con RTVE ya en inicio de sintonía con ello.

Hasta que las urnas corrijan esto, claro, que preveo que será mucho antes de lo que a Rajoy y los suyos les gustaría. Los ciudadanos, legal y legítimamente, tenemos la palabra. Nos asiste  todo el derecho a rebelarnos, desde la democracia y en democracia, ante este retroceso social de la inmensa mayoría de la población.

sábado, julio 28, 2012

Referéndum


Como puede contrastarse, el 10 de marzo del corriente, en este mismo blog, publiqué una entrada que titulaba "Rebelión para no morir" en la que, entre otras cosas, decía que "cuando los ciudadanos entienden que están siendo atacados por aquell@s en quienes han delegado el poder, pueden rebelarse, sin duda alguna. Uno de los métodos es el no votarles en la siguiente oportunidad, e incluso votar a quien más  daño les haga. Y otro, que no invalida el anterior, echarse civilizadamente a la calle" (por tanto, legal, legítima y democráticamente, claro) Asimismo, el posterior 1 de abril, escribí sobre "La inminente soledad del PP", pronosticando el aislamiento parlamentario y social en el que hoy ha caído. Por añadidura y al hilo de estos comentarios y otros en la misma línea, he venido solicitando -y razonando en mi petición- la necesidad de un adelanto electoral para que los ciudadanos decidan acerca de esta auténtica ruina social gestionada por el actual gobierno PP.

Pues bien, la ciudadanía, de manera incluso ideológicamente variopinta, en sus manifestaciones y concentraciones públicas clama de manera clara y contundente que no está dispuesta a aguantar la galopante pérdida de calidad de vida y de derechos desatada por Rajoy y sus correligionarios. Así, no es nada arriesgado predecir, sobre todo a raíz de la armonización de más de doscientos diversos colectivos en la recién estrenada "cumbre social", que el 15 de septiembre, y parece que en octubre con una huelga general, una mayoría muy importante de los ciudadanos de España mostrará una vez más a los dirigentes del país su inquebrantable opinión contra la política ultra conservadora que se aplica.

Esto, a mi modo de ver, puede  tener -entre otras- varias consecuencias inmediatas:

La primera, absolutamente ineficaz como lo es pretender curar una infección con un analgésico, sería una remodelación del gobierno de la nación. Si el actual está técnicamente abrasado, el que le sustituyera correría la misma suerte en pocos meses. Porque los motivos para que los ciudadanos estén literalmente indignados, no desaparecerían, sólo se cambiaría a los gestores del mismo caos.

La segunda posible consecuencia de la presión legítima, civilizada, democrática, de la calle, sería la convocatoria de un referéndum que, como recoge nuestra Constitución, significa, en tanto que democracia semi-directa, un complemento de la democracia representativa, y por ello, una auténtica profundización de la democracia. En dicho referéndum se podrían incorporar varias preguntas a los ciudadanos, con posible respuesta en la modalidad "escala tipo Thurstone", esto es, dados varios predicados (tantos como temas a consultar), contestar  respectivamente si se está o no de acuerdo con sendos SÍ o No.

La tercera consecuencia posible es la de adelantar las elecciones generales. Este camino, puede que el menos apetecido por el gobierno, sin embargo parece que podría ser un mal menor para el partido que lo sustenta, en tanto que, cuanto más tarde sean convocados dichos comicios, mayor pérdida de escaños tendrá el PP. Quizás, incluso probablemente, con un suelo superior al del PSOE (sus respectivos electorados, en general, no funcionan igual) pero en todo caso con una vía de desafecto paulatino que podría dejar al PP maltrecho para varias legislaturas. Además, esta solución podría muy bien ser una continuación lógica de la segunda, el referéndum.

En política, nada es fácil. Y menos en la situación mundial de nuestros días. Pero un buen polític@, ante un problema enorme, debe elevarse, pensar en los ciudadanos y decidir en consecuencia. Cuanto antes, mejor para todos.

domingo, julio 22, 2012

El bucle del gobierno

El gobierno actual del PP se encuentra instalado en un proceso patológico  (dicho en términos políticos, claro), definido por un par de características fundamentales: una, la ruptura abrupta y gigantesca de su programa electoral; la otra, su incompetencia supina para resolver la crisis.

De la primera característica deriva una bajada fulminante de la fiabilidad ética del partido en el gobierno y de sus líderes (sobre todo de su número uno, aunque tiene un buen coro que le acompaña), sobrevenida por las incesantes promesas evacuadas antes de las elecciones y que se han tornado en mentiras; y embustes estos cuya resultante es la drástica disminución de calidad de vida de los ciudadanos, de sus derechos y del número de empleos. 

La segunda de esas características conduce a una desmoralización galopante de los españoles ante la cruda realidad de que su gobierno -a pesar del padecimiento al que somete a los administrados- no resuelve en modo alguno tan nefasta situación. Esto es, percepción generalizada de la descomunal incompetencia y falta de eficacia social de este equipo dirigente del país.

Cabe recordar aquí que, los datos tozudos relativos a la imagen en política, emanados de una ingente cantidad de investigación empírica en los últimos decenios, a escala mundial, reflejan que esos tres conceptos (fiabilidad ética, competencia y eficacia social) saturan en buena medida el factor más importante, en general, de la imagen o percepción pública de los partidos y sus líderes: la credibilidad de éstos.

Pues bien, tal estado de cosas, por si fuese poco, lleva a Rajoy y los suyos a un proceso de retroalimentación incesante, de círculo vicioso, de bucle, de patología política. Es decir, cualquier cosa que hagan o digan está destinada al fracaso, ya que lo único que rompería ese bucle, la revocación inmediata de las medidas tomadas y rechazadas por la población en su gran mayoría (ver encuesta de hoy mismo en el diario El Mundo, y ver la protesta continua en la calle), es palmario que no va a suceder.

Así, la izquierda política está ya preparándose para un adelanto electoral cantado. Porque incluso la posible sucesión de Rajoy y su gobierno desde dentro del PP, sería pan para hoy y hambre para mañana. Significaría un cambio de actores para proseguir con el mismo guión, no para enmendarlo. Y en este punto, una vez más, debo insistir en el momento histórico por el que atravesamos y que sería inexcusable que no pasara por una unión (al menos electoral) de la izquierda de este país. Porque hay una salida alternativa a la crisis que no va precisamente por el fiasco de la aplicación de una ideología ultraconservadora a la resolución de los problemas. En este sentido, Hollande, Francia, la izquierda francesa, son un ejemplo a seguir. A ver...

sábado, julio 07, 2012

Casi tod@s a una: adelanto electoral

Lope de Vega escribió la obra teatral Fuenteovejuna con un argumento principal que no era propiciar un cambio sistémico -que diríamos ahora-, sino simple y llanamente pedir justicia a los Reyes Católicos, contra el Comendador del derecho de pernada. Y para ello, aquellos súbditos se constituyeron en una y sólo una e indivisible fuerza.

Aquí y ahora, naturalmente, no hay Comendador ni Monarquía como aquélla (¡sólo faltaba!). Hace tres décadas y media que los ya ciudadanos nos dimos un sistema democrático que, con gobiernos de distinta ideología, han producido una resultante final positiva. Pero, de pronto y en poco más de seis meses, hay indicadores alarmantes de la destrucción de buena parte de lo edificado a favor del bienestar común. Estamos en democracia, si, y no tiene sentido alguno, según se produjo, la rebelión de aquel pueblo cordobés situada ficticiamente entre finales del siglo XV y principios del XVI.

Pero la rebelión ante la actual situación, si no tod@s a una, sí en grandiosa mayoría, puede darse dentro (lo diré una vez más) de unas incuestionables coordenadas de legalidad, legitimidad y civismo. Porque -como ya he escrito en este mismo blog- hay herramientas democráticas y constitucionales de esta guisa, y por ende no violentas, para doblegar a cualquier gobierno. Y, a diferencia notable de Fuenteovejuna,  ahora y aquí, el sistema tal cual, está en cuestión. El paradigma del capitalismo supra financiero salvaje es palmario que debe caer. De no ser así, seguiremos retrocediendo, digan lo que digan el gobierno, Agamenón o el porquero de éste. 

Partidos y movimientos progresistas, y centrales sindicales, deben acometer una labor inequívocamente radical -en el sentido maravilloso del término-, sin olvidar una comunicación excelente y armonizada. Y me atrevo a asegurar que no pocos ciudadanos liberales conservadores están deseando reconducir asimismo el desatino gubernamental. Pero como entiendo que es menos improbable un adelanto electoral que la marcha atrás del gobierno, dicho adelanto debería ser casi inminente. Lo contrario, es claro que acarrearía un grave deterioro de la sociedad española, además, por cierto, de un golpe cada vez más fuerte a las expectativas electorales del propio PP.

Rajoy tiene la palabra. Porque ha sido elegido democráticamente. Y, por ello, los ciudadanos pueden reclamar las citadas soluciones alternativas: o que esto pare y se enmienden las medidas tomadas, o que se convoquen elecciones. Es lo más natural, puesto que lo que el gobierno del PP está haciendo no se compadece ni de lejos con lo que este partido y su líder dijeron, en campaña y precampaña, que iban a hacer. Tampoco tenemos mucho tiempo, la calidad de vida sigue bajando. Urge. Casi tod@s a una.


sábado, junio 30, 2012

Náusea social

Aunque no siempre, ni mucho menos, tenga lugar el vómito, la náusea ofrece la sensación de que el contenido estomacal se va a arrojar a través del esófago y finamente por la boca. Por tanto, no siempre que se tienen náuseas se vomita, pero siempre que se vomita suelen anteceder náuseas.

En el mundo en general y en España muy en concreto, creo que se está preparando una náusea social. Esto es, hay síntomas de que algo importante puede sobrevenir. Hablo, como es lógico, de sucesos en todo caso dentro de la legalidad vigente y en una línea inequívocamente civilizada. Pero que se nota que están dando vueltas por el estómago colectivo, como si quisieran abrirse paso para eliminar esa nefasta sensación de gran malestar cuya alarma es la náusea, la náusea de millones de ciudadanos que asisten, atónitos, al espectáculo de ver recortados derechos y calidad de vida y, a la par, ver cómo se soba el lomo a los más poderosos.

Las herramientas con las que el estado de derecho dota a la ciudadanía pueden tumbar, legal, legítima y civilizadamente, a cualquier gobierno salido de las urnas pero que incumpla de manera abrupta sus promesas anteriores y ponga en marcha una regresión social histórica. La percepción (o imagen) y el valor que a ella le dan los individuos (imagen valorada, o actitud) son conceptos que inexorablemente pasan factura a quienes, desde la política, no los tienen en cuenta.

El gobierno del PP todavía está a tiempo de frenar, pensar y revocar una serie de acciones que, a todas luces, son rechazadas por una importante mayoría del agregado social, incluyendo a bastantes votantes conservadores. El propio presidente del gobierno español acaba de contrastar en carne propia como el socialista Hollande y sus apoyos de la izquierda continental, con un camino alternativo europeo para superar la crisis sin castigar a los más débiles, ha echado una importante mano a España. Merkel (y sus grupos de presión) ya están empezando a ser relativamente equilibrados por esa otra solución política que, caso de Francia, terminará triunfando en todo el viejo continente.

Reitero, Rajoy debe parar. E incluso debe revocar muchas de las medidas que ha puesto en marcha. Para evitar la náusea social. Y el posible vómito posterior. Porque el cuerpo social no aguanta tanto castigo sin, de manera natural, reaccionar. De no dar marcha atrás el gobierno, los partidos inequívocamente progresistas y los sindicatos de clase, lo tendrían muy fácil.

sábado, junio 23, 2012

El nudo gordiano del sistema


A estas alturas, se ha hablado tanto de la crisis, que ya hay materia suficiente para cientos -o miles- de tesis doctorales. Las celebérrimas sinergias, son tan variadas y numerosas, que la fecha de 1929 comienza a peligrar en cuanto a su liderazgo de situaciones nefastas del sistema, del capitalismo. 

Sin tratar de ser simplista, creo que, en términos de modelo político, el actual cataclismo puede reducirse a dos posturas o puntos de vista sociales. Los cuales, de otra parte, son ya históricamente irreconciliables: los posicionamientos conservador y progresista, respectivamente. Y cada uno de los dos, hay que recordarlo, existe a costa de la supervivencia del otro, del antagonista. 

En estos momentos, apartando la filfa artificial que representan muchos de los discursos de buena parte de los líderes políticos y sociales del mundo, acerca de la crisis, puede observarse nítidamente que las posturas conservadoras tratan de escamotear la causa esencial del estropicio, esto es, la cuasi metástasis del sistema, la cual por tanto está ya a punto de iniciar la carrera de deterioro inexorable de los órganos vitales de ese monstruo que, aunque joven (¡qué son varios siglos en la historia humana!), ha traído tanta desigualdad y explotación en el planeta. Creo firmemente que, en general, los grandes líderes sistémicos actuales son conscientes de que esto, más pronto que tarde, es altamente probable que se acabe.

Porque el capitalismo, cuando ha sido relativamente reconducido por políticas en buena medida socialistas/socialdemócratas y asimismo por otras políticas democráticas de izquierda más radicales, ha arrojado resultados muy apetecibles, si se comparan con la histórica zanja separadora de ricos y pobres: la aparición de las clases medias, singularmente en la Europa democrática. Si bien, tampoco debe olvidarse, la lectura progresista ha solido y suele decantar la asunción de que, aunque no lo desea, no es posible eliminar las desigualdades sociales con este sistema incluso en alguna medida domado. Y que, con ello, no se alcanza obviamente la libertad con mayúsculas.

Este es, quizás, el nudo gordiano (que ha de resolverse desatando, no cortando como Alejandro Magno) para el sistema alternativo buscado. Porque, si de lo que se trata es de que el capitalismo se deje llevar al quirófano para ser intervenido con cirugía invasiva, el paciente no tiene esa intención, mientras sirva de fuente de riqueza para los que lo manejan a su antojo. De manera que se presenta una única solución más, la única, que por supuesto se inscriba, en su camino, en coordenadas de democracia y libertad, aun entrecomillando estos términos.

Se trata de abordar, dentro del juego parlamentario, de la democracia representativa (desatar el nudo), un programa progresista armonizado que sirva en sus mínimos para socialistas moderados y radicales de izquierda. Y que les lleve a plantar cara y vencer a los ventrílocuos que dan voz al muñeco sistémico. Y, dentro de este ejercicio de armonía, una política de comunicación excelente que sepa transmitir poco a poco, sin sobresaltos para la ciudadanía, la bondad de la buena nueva. Dejando hígado e intereses personales en la percha de entrada de la sala de reunión de moderados y radicales embarcados en el cambio. En España, los actores son, sobre todo, dos, el PSOE e IU. Pero esta, o es una acción internacional, o corto vuelo tiene. Vamos por ello, aunque muchos no lleguemos a verlo. Quizás sí, quizás no. Pienso que no está tan lejos. Pero nadie nos lo va a regalar, en todo caso. Porque el nudo hay que desatarlo, no cortarlo.

viernes, junio 15, 2012

Los ciudadanos no pueden esperar. La democracia es de tod@s

Ya sabemos que la democracia representativa, en sociedades multitudinarias como las nuestras, es el sistema menos malo. Aunque lo dijera Churchill. Pero también sabemos y padecemos que su identificación y mezcla con el capitalismo produce enormes desigualdades e injusticias en el globo. Y consustancial a ello, en la corta vida de dicho capitalismo (sólo unos pocos siglos), ciertamente se han dado unas horrendas crisis sistémicas, verbigracia la actual, quizás -con la de 1929- la más gigantesca y probablemente, asimismo, la última por ser la que puede precipitar el final mismo del sistema. 

Por ello, es necesario, urgentísimo, buscar una alternativa mejor. Y, por descontado, estoy hablando de una solución que pase por la democracia, nunca por dictadura alguna. Y que se abrace, de manera natural, a una intensa profundización social, esto es, más (y no menos) Estado de Bienestar, más (y no menos) solidaridad, más (y no menos) igualdad e inexorablemente y por ende, más (y no menos) libertad real, que no sólo formal.

Esto, parece claro, no lo van a abordar formaciones políticas, movimientos y grupos de presión conservadores. Por definición. Esto únicamente vendrá del trabajo conjunto y armónico de partidos, sindicatos y movimientos de carácter netamente progresistas. En este país y en cualquier otro. Lo cual, de otra parte, no se presenta nada fácil, es obvio. Y es difícil plasmar esta alternativa, al menos por tres razones importantes:

Una, que debe superarse el sistema actual desde sus propias entrañas, legal, civilizadamente y sin violencia, lo cual llevará tiempo sin duda, pero así ha de ser; otra, que no pocos actores protagonistas y líderes de esta alternativa, están quizás demasiado impregnados de ciertas coordenadas del sistema a sustituir: prejuicios socialmente negativos, cultura del estatus económico, egoismo, etc.; y la tercera, que se hará necesario un movimiento internacional, lo cual, con la diversidad de intereses existente, recrudece la dificultad para alcanzar el objetivo.

En España, por añadidura, se da una cuarta y nada despreciable variable a tener en cuenta: el Estado de las Autonomías y de los más de ocho mil municipios, nos sitúa como el país europeo con mayor número de políticos (cercano al medio millón). Como ya he escrito (a modo de esbozo introductorio) en este mismo blog, ha de abrirse paso a una solución federal con cinco -o pocos más- estados. Y a una reducción municipal. En esto, el PP ha tomado la iniciativa, por aquello de hacer virtud de la necesidad económica.

En fin, empiezan a surgir las sinergias en este análisis, como el lector@ verá. Ojalá desde la izquierda, los que de verdad lo sean, además de autoproclamarse así, antepongan el objetivo general a los intereses de vía estrecha y corto recorrido. Y los que no, que den paso a otr@s. Los ciudadanos no pueden esperar. La democracia es de tod@s. Porque si no, no es democracia, sencillamente es una perversión de ella.




domingo, junio 10, 2012

La Conferercia de Prensa de Rajoy: 10 puntos para la reflexión

La comparecencia del presidente del gobierno ante los medios de comunicación a mediodía de este domingo, con intervención inicial y posteriores preguntas de l@s periodistas, entiendo que  puede propiciar una seria reflexión que intento iniciar con este decálogo:

1) El presidente ha enganchado la esencia de su discurso de hoy con el que presentó en el Congreso de los Diputados el 19 de diciembre de 2011, al filo de su investidura, donde y cuando comenzó a dar pistas de lo que se nos venía encima. 

2) Ha venido a decir, en este sentido, que él no miente porque está cumpliendo lo que, en esa época navideña, dijo que iba a hacer.

3) En la misma línea, se ha jactado de que en seis meses ha llevado a cabo una serie de reformas que considera imprescindibles para el crecimiento económico del país y la creación de empleo.

4) Ha estado en todo momento muy distante y prepotente, ha ido de sobrado, esto es, él y sus asesor@s parece que tomaron la decisión de que se presentase al ataque y no a la defensiva.

5) Ha ignorado (sorprendentemente, tampoco ningún periodista ha inquirido por ahí) que un mes antes y hacia atrás, minó el país de promesas electorales en las que decía que haría justo todo lo contrario de lo que está haciendo. Es palmario que Rajoy no ha entrado en ese jardín porque sabe que es terreno muy hostil para él y su partido. Es más incomprensible, reitero, que no hayan entrado los profesionales de la información. Nadie le ha hecho la gran pregunta: ¿Por qué ignora Vd. lo que dijo antes del 19 de diciembre, teniendo en cuenta que ese día aún no tenía el timón y por tanto la información era la misma que en campaña y precampaña? 

6) Rajoy, de todas formas, creo que -impostación aparte- sabe que está poco menos que amortizado como presidente de un gobierno que no va ser capaz, según declaraciones propias, de rebajar el paro en toda la legislatura, pero sí de (incumpliendo sus promesas) estrechar más y más la calidad de vida de los ciudadanos.

7) Si con este panorama, el PSOE sigue amagando pero no dando, su secretario general no creo que llegue a tener oportunidad clara de ser el próximo candidato de su partido a la presidencia del gobierno. Además, como ya tengo escrito desde hace tiempo, ni él ni cualquier otr@ posible candidat@ que haya perdido clamorosamente en los dos últimos comicios de este país, deberían presentarse. Es tan elemental, que me cuesta creer que no se percaten de ello.

8) Esta crisis nos indica (esto, como es obvio, tampoco ha sabido o querido abordarlo periodista algun@ en la comparecencia dominical de Rajoy) que el paradigma sistémico está realmente roto, aunque formalmente se enmascare el deterioro. Siempre cabe el que, políticos avispados, se adelanten al estropicio y se unan a una vorágine ciudadana que, legal y civilizadamente, creo que más pronto que tarde impulsará una política descaradamente social y una democracia vacunada contra su propia perversión.

9) Partidos políticos, sindicatos y otros movimientos progresistas, en mi opinión no han de esperar más para armonizar una alternativa pacífica al mentado paradigma. Y quien no quiera anteponer este gran objetivo a sus objetivos domésticos, quedará invalidado. Aviso a navegantes. Esta crisis, al menos tiene algo muy bueno e importante (en línea con Einstein): puede y debe servir para alumbrar un país social y de derecho, con profunda democracia y donde los elementos malignos del actual sistema desaparezcan.

10) Dicho todo lo cual, la conferencia de prensa del presidente Rajoy ha estado bien preparada por su equipo, con algunas imperfecciones corregibles. Los periodistas, en general, me han defraudado.  Espero que dentro de unos años, un evento mediático cuyo protagonista sea el primer ministro del país, tenga otras circunstancias y, de paso, más finura periodística.

viernes, junio 01, 2012

La suicida tentación de controlar los medios de comunicación

Comparativamente con la historia de este planeta, la historia de sus habitantes humanos es como la punta de un alfiler. Y, dentro de este corto periplo del animal social, sólo podemos hablar de poco más de tres siglos (con el precedente de los Avisos de la Edad Media) de historia de los medios de comunicación de masas. 

Pues bien, nunca han faltado ni faltan múltiples tentaciones de los gobiernos de turno y/o grupos financieros poderosos para controlar los contenidos de la prensa, radio, televisión... Es cierto que puede notarse, desde un análisis riguroso, que ese tic se da más cuando gobiernan partidos con ideario muy ajeno a la puesta en práctica del binomio irrompible libertad/igualdad. Pero de todo puede uno encontrar, para qué vamos a engañarnos. Como la celebérrima película protagonizada por Marilyn Monroe, la tentación vive arriba. El poder siempre siente esa tentación con respecto a la comunicación/información dirigida a los ciudadanos. Ahora y aquí, en este país llamado España, invito a analizar, con seriedad, si sucede lo antedicho.

Sin embargo, lo he escrito y dicho hasta la saciedad, el medio de comunicación que goza de relativa independencia, nunca será nocivo para quienes no tengan una conducta retorcida, incluidos los partidos políticos, claro. Mientras que los medios domesticados, en realidad, dejan de cumplir el ilegítimo objetivo por el que un día fueron intervenidos, pues lo único que hacen es reforzar públicos incondicionales del partido controlador. Y, en los diferentes comicios, cada individuo vota sólo una vez, naturalmente, por mucho fervor que tenga.

Cuando todo lo anotado, por añadidura, sucede en medios públicos (televisión y radio), entonces estamos ya ante un caso de auténtica perversión de la democracia. Así que, con la gigantesca tormenta que tenemos encima, más valdría que la tentación no se tornara en unos medios de comunicación impropios de una democracia con calidad. Controlar esa tentación es ser demócrata, que es mucho. Lo contrario, ya se sabe...

A quien corresponda.


domingo, mayo 27, 2012

Retomar la democracia

El concepto benigno y refinado (que no tergiversado) de democracia hunde sus esencias y raíces en la cultura misma del ser humano desarrollado. Y cuando hablo de desarrollo, naturalmente no me refiero al económico, sino al mental, que es el que realmente distingue al animal social y civilizado del animal irracional.

No hace falta ser seguidor incondicional de Marx para cerciorarse de que la historia del mundo habitado por los humanos, en términos funcionales,  viene a ser en general la crónica de una continua lucha entre clases sociales. Otra cosa es que no guste utilizar esta terminología, sobre todo cuando se está en el lado de los que atesoran más riqueza material. Por eso, la cultura dominante, la capitalista, aunque se esconda bajo el manto de denominaciones eufemísticas (verbigracia, "economía de mercado"), se ha encargado de arrinconar la teoría general del marxismo como si fuese una apestada contaminante, cuando en realidad es, así lo entiendo, una referencia inicial inexcusable, no completa, añado, de cualquier análisis mínimamente riguroso de esta sociedad planetaria.

Pero, el planteamiento marxiano quizás no entre con decisión en que poseer esa mentada riqueza material, no necesariamente ha de instalar a las personas en una clase social opresora. Como queda patente con la aparición de las clases medias, en lo que buena parte de Europa ha sido un magnífico ejemplo. Aunque ello tampoco invalida, al menos en términos generales, la aseveración del histórico Marx. 

Esta alusión al demonizado autor, viene a cuento de que su lucha de clases parece que está rebrotando, con inusitada velocidad además, en las coordenadas actuales del mundo -incluido el calificado como desarrollado, naturalmente-. La actual crisis sistémica (probablemente, desde mi punto de vista, la crisis precipitadora de un no lejano cambio de paradigma) es axiomática de ello. Ahora, como otra veces en la historia del animal social, se observa esa ruptura abrupta del consenso entre clases y, con ello, esa paulatina quiebra de las estratégicas clases medias. Que pronto, en gran medida, parece que estarán más cercanas a la categoría de clases bajas, si bien no en todos los casos con la misma intensidad.

En este sentido, parece de sainete, en verdad, que gobiernos elegidos democráticamente por los ciudadanos en razón de un programa, cuando ejecutan éste lo traduzcan en todo lo contrario de lo prometido, retorciendo así derechos históricos, diezmando los pilares del estado de bienestar que habían dado como intocables, y reflotando (con los impuestos de los propios ciudadanos) a los grandes depredadores financieros que en realidad ordenan este mundo cada vez más desigual. Esto puede ser la antesala de un imparable movimiento social que, legal y civilizadamente, intente con sus votos y manifestaciones defender su nivel de vida y sus principios. Se trata, nada más y nada menos, que de retomar la senda de la democracia real, esto es, subsanar las grandes fallas de una democracia que, siendo formalmente impecable, está muy lejos de lo que los humanos -en su mayoría aplastante- queremos darnos. Porque los políticos se supone que están para alcanzar el bien común, no el de unos cuantos que, por añadidura, son ya los más favorecidos.

Todo tiene un límite en la vida de cualquier especie, incluida la nuestra. Y tengo la fuerte impresión de que se están bordeando las líneas rojas que marcan ese límite. Los ciudadanos no damos un cheque en blanco a nuestros representantes para que nos castiguen con su acción gubernamental, política. Quien piense así, creo que tiene una importante tara democrática, no sabe bien lo que significa este hermoso concepto, por mucho que traduzca el griego.

Por todo lo antedicho, me parece palmario que se está ensanchando la zanja que divide a las clases en sociedad. Y, como ya avisaba Galbraith, este es un peligro latente que un día puede darnos un disgusto. Volvamos a afinar en democracia, será mejor para tod@s. Retomemos la democracia.

viernes, mayo 11, 2012

El error garrafal de UPyD

Lo vengo escribiendo desde hace tiempo. UPyD, el partido inventado por Rosa Díez, antigua militante del PSOE, no podía seguir con esa ambigüedad calculada, a modo de partido transversal, en una España actual que exige, muy al contrario, claras definiciones del modelo a seguir, del paradigma elegido.

El PP, y con él todos y cada uno de los partidos de derecha en sus distintas intensidades, no lo niegan: desean este sistema capitalista, para bien y para mal. En la izquierda, el PSOE, si bien sería deseable que, aquí y ahora, explicitara de una vez que desea cambiar ese paradigma, históricamente suele -con mayor o menor fervor-  apostar por igualdad, libertad y solidaridad, lo cual obviamente no se conseguirá sin un cambio del mentado paradigma. Éste, es atacado de manera más frontal por IU y otras formaciones de izquierda, nacionalistas o no.

Mientras, UPyD, anda escondida en una suerte de centro político que, en realidad y con la distribución actual del electorado, vive sobre todo de votantes socialistas moderados y desilusionados con el PSOE y mucho menos de electores conservadores que no terminan de digerir el votar al PP.

Así las cosas, si UPyD opta, como parece, por propiciar un gobierno de derechas en Asturias, incluso cuando el partido más votado es el socialista, sus cartas estarán ya echadas: perderá muy significativamente los votos progresistas (que, al final, caerán en la cuenta de que el magenta es un color conservador) y lo tendrá muy mal para arrancar los votos necesarios al PP como para subsistir. Error de cálculo, error garrafal. Que, en un partido incipiente como es UPyD, recuerda el suceso de aquel CDS de Suárez que, por razones probablemente muy humanas, tras mostrar una y otra vez el intermitente a la izquierda, giró bruscamente a la derecha, verbigracia, el Ayuntamiento de Madrid.

De manera que la formación UPyD depende exclusivamente de sí misma. Esta sí que es la hora de la verdad para Rosa Díez y sus compañer@s. Se la juegan en Asturias. Ni la dialéctica de su máxima representante, ciertamente loable, podrá doblegar la percepción ciudadana de lo que parece avecinarse.


sábado, mayo 05, 2012

Cinco Estados para una España Federal

Esta tarde he deslizado mi idea a través de la red. El revuelo que ha comenzado a suscitar me lleva a ampliar la propuesta. Otr@s, más duch@ en estos menesteres tan concretos, seguro que desarrollarían con gran tino el boceto.

El actual estado autonómico ha servido, entre otras cosas, para impulsar en general un mejor nivel de vida en la ciudadanía. Pero tod@s sabemos perfectamente que el número abultado de comunidades autónomas viene de aquel acuerdo de los padres constituyentes: café para todos. Y, lo que venía siendo un clamor soterrado en los últimos años, hoy, con esta crisis galopante generada sobre todo por las exacerbaciones y egoísmos miopes del sistema y de una selección de sus actores, entiendo que no debe esperar demasiado para su solución.

Cinco, en efecto, son los Estados que propongo. En tanto que, a mi modo de ver, abarcan sobre todo una fuerte racionalización geográfica y de recursos:

El Estado Central sumaría la Comunidad de Madrid, la Comunidad de Castilla-La Mancha y la parte castellana de Castilla-León.

El Estado del Norte englobaría a León, Galicia, Asturias, Cantabria, Euskadi, La Rioja y Navarra.

El Estado del Sur, tomaría Andalucía, Islas Canarias, Ceuta y Melilla.

El Estado del Este, se constituiría con Aragón, Cataluña, Comunidad Valenciana, Murcia e Islas Baleares.

Y el Estado del Oeste, Extremadura, en principio. Con independencia de poder sumar, por acuerdo, ciertas partes fronterizas con Andalucía, Castilla_La Mancha y Castilla-León (parte castellana). Porque la posible incorporación de Portugal a este Estado, naturalmente dependería también de la decisión soberana del pueblo luso.

A partir de esta propuesta, la primera necesidad que surge es la de hacer unos Estados relativamente equilibrados en cuanto a los niveles de vida de sus habitantes. Y, en la coyuntura de nuestros días, creo que esto ya toca porque compete fortísimamente a los recursos, cada vez más escasos. Ahí es nada. Además de que la partición que esbozo conlleva, como puede observarse, una relativa homogeneidad entre los ciudadanos de cada una de las cinco partes de una España federal.

La ¨solución de los cinco¨, asimismo, es perfectamente integrable, a partir de la modificación de la Constitución, en cualquiera de la dos formas de Estado que eventualmente escogieran democráticamente los españoles: la Monarquía Constitucional o la III República Federal Española. Con un nombre adaptado si Portugal se aviniese al proyecto.

Para pensar...

viernes, abril 27, 2012

La oportunidad de oro de la izquierda española

Rajoy y sus ministros -y compañía- no tienen límite alguno. Parece darles igual ocho, que ochenta, que ochenta mil. Han subido a la nube de la mayoría absoluta de hace poco más de cuatro meses. Y desestiman que esa nube, si no legalmente deshecha hasta unas próximas elecciones con eventuales resultados en contra del PP, sí está desintegrándose en  la percepción y valoración que la mayoría ciudadana tiene (ver encuestas) del mayor desatino político-económico-social desde la salida de la dictadura en nuestro país. 

Porque el gobierno del PP, sin llegar aun a los veinte viernes, ha batido dos récords importantes: uno, en términos de recortes sociales en el más amplio, variado y vomitivo de los sentidos (y esto sólo ha empezado); el otro, como anoto más atrás, la bajada del partido conservador en las encuestas a una velocidad que empieza a ser de vértigo. Aunque quieren disimular, se nota que están tan preocupados como ocupados. No es de extrañar, pasarán posiblemente a la historia negra de España, y tengo la impresión de que lo saben.

No obstante, el PSOE, según los citado sondeos, sigue estancado, mientras que IU apenas incrementa su engarce con la opinión pública progresista. La izquierda (sin menospreciar a otros partidos minoritarios en esta línea), en esto está como el PP estaba hace medio año aproximado. Es decir, obteniendo réditos exclusivamente del desmoronamiento del adversario natural, que no de la dinámica propia.

Esto es, por si no ha quedado suficientemente claro, el partido socialista necesita urgentemente recomponerse (si no le apetece denominarlo refundarse) ideológica y estructuralmente. Debe volver a ilusionar y a persuadir a millones de personas. En este sentido, para empezar, ha de ubicarse de manera inequívoca en el corazón mismo del ideario progresista, en el centro de la izquierda, que no en el centro izquierda sin más. E IU tiene recorrido, asimismo, para completar un objetivo irrenunciable para una democracia profunda: que todos los ciudadanos voten, y no que se abstengan y sobre todo los que pueden sostener el avance social.

Y además, lo tengo muy dicho, cuando se consulta al pueblo el PP se presenta como único partido no nacionalista de la derecha, y por ello con relativa probabilidad de acceder al gobierno si en el otro lado hay desunión y abstención electoral acusada. Y, ya en el siglo XXI, horror, la izquierda sigue sin ir electoralmente junta, con el consiguiente perjuicio en términos de resultados.

O PSOE e IU arreglan esto, o los ciudadanos a los que ideológicamente representan, pueden empezar a conjugar, aún con la que está cayendo, el verbo pasar. Hace mucho que aviso sobre este asunto. Ojalá los intereses de unos pocos no pesen más que los de la mayoría (progresista, por cierto) del pueblo español. Porque aquí y ahora, está la gran oportunidad de hacerlo si quieren. Ell@s saben que deben. Y además, los movimientos sociales legales y civilizados que parecen avecinarse como respuesta a la política ultra reaccionaria del gobierno del PP, son una coartada de gran valor para la institucionalización de esa unión electoral (al menos) de las formaciones progresistas de nuestro país. Para ganar. Y para hacer una sociedad más igual y más libre.












viernes, abril 13, 2012

La opinión ciudadana no sólo vale cada cuatro años

Desde el inicio de la transición democrática en nuestro país, hace ahora poco más de treinta y cinco años, nunca los ciudadanos, en general, habíamos tenido una sensación tan intensa de que España y sus gentes vamos mal, muy mal, y de que aún vamos a ir peor en los próximos tiempos.

La crisis sistémica, propiciada por las exacerbaciones de los protagonistas más estelares del capitalismo duro, ya hacía presagiar, hace tan sólo  un par de años, que vendría una época dura. Dura para los de siempre, para el sostén del sistema, las clases media y baja, la gran mayoría de ciudadanos. Pero, una formación política conservadora, el PP, con un acusado oportunismo político, se desentendió de cualquier alianza con el gobierno socialista anterior (que tuvo errores monumentales) para amortiguar dicha crisis. Y, eso sí, puso en marcha una gran campaña de acoso y derribo sobre Rodríguez Zapatero y sus correligionarios. Para ello, no dudó en lanzar afirmaciones y promesas que, ciertamente, para bastantes españoles suponían un alivio, una esperanza.

Ganadas las elecciones autonómicas y municipales de mayo de 2011, y pocos meses después las generales, los votantes del PP e incluso no pocos de los no votantes a este partido quedaban expectantes: habría más empleo, menos impuestos, más transparencia informativa, y un largo etcétera. Era el tiempo, pues, de Rajoy y su país de las maravillas.

Y, en menos de un suspiro, el nuevo presidente y sus colaborador@s pasaron del sugerente y prometedor azul celeste al gris oscuro de los grandes cataclismos del tiempo atmosférico. Más impuestos que hieren esencialmente a los débiles, rescate para los defraudadores. Incremento del desempleo a una velocidad vertiginosa. Retroceso histórico en los derechos de los trabajadores. Y, en en general y con mucha prisa, desmantelamiento paulatino del Estado de Bienestar instaurado en nuestro país durante los últimos treinta años, de lo que no parece que se librarán ni la sanidad (envidia del mundo, aún con todos sus defectos) ni la educación. Ni siquiera Aznar se atrevió a tanto dislate, aunque algo intentó.

La huelga general y las últimas elecciones en Andalucía y Asturias, dejan claro que la ciudadanía comienza a reaccionar. Y que el PP empieza a perder apoyos en la calle, que es de donde le viene esa mayoría absoluta. Quizás, en este punto, las presiones sistémicas a este partido en eterno idilio natural con las altas finanzas, no dejen ver al gobierno, a su presidente y a la mentada formación que les sustenta, que la opinión de los protagonistas de la democracia, los ciudadanos, no es sólo la que se recoge cada cuatro años en las urnas. Las encuestas científicas y fiables (que también las hay) son una herramienta de nuestros días que no debe desestimarse.

Porque la democracia representativa, para intentar paliar ese largo desierto entre comicios, tiene a su alcance la posibilidad de pulsar el tono del pueblo. Incluso de monitorizar esta consulta, de lo cual seguro que no anda muy lejos el potente entramado gubernamental, esté quien esté liderándolo.

En este punto, hay que decir con meridiana claridad que si las cosas siguen así (y así parece que seguirán e incluso con mayor virulencia social) el gobierno no debe, en pura lectura democrática, construir una falacia argumental en razón de la pretendida patente de corso para cuatro años. La historia, lamentablemente, está llena de ejemplos de insuficiencia democrática. Y, si Zapatero cayó de bruces por salirse del programa socialista, Rajoy puede llevar el mismo camino por hacer todo lo contrario de lo que prometió en campaña y en pre campaña.

La democracia pura, la democracia directa, al menos puede tener un sucedáneo en tal representación del pueblo que nos hemos dado: consultar a éste y obrar en consecuencia, en virtud de su opinión. Y no de la opinión de las altas finanzas y sus insaciables tiburones, que no representan en absoluto, ni en España ni en país alguno, al agregado social.

Un apunte final: las encuestas relativamente fiables tienen su reválida natural en las manifestaciones legales y civilizadas que los ciudadanos hacemos, echándonos a la calle y/o haciendo huelga, cuando creemos conveniente decir a los políticos que no estamos de acuerdo. Ojo, no hablo ya de progreso, solidaridad o justicia social, con ser, éstos, conceptos muy abultados. Hablo de la madre de todos: de la excelentísima DEMOCRACIA.

domingo, abril 08, 2012

35 años de la legalización del PCE. Algo hay que hacer en la izquierda.

Me pilló justamente en Torremolinos, con unos amigos, estábamos pasando allí -con poco dinero- media semana santa, de miércoles por la tarde, que salimos de Madrid, a domingo de resurreción. Fue como una bomba. Ninguno de ellos se dio cuenta de lo importante del suceso y, como yo insistía muchísimo, al final les tuve que explicar lo siguiente:

La legalización del PCE era la auténtica prueba del 9 de la democracia que se iniciaba. Suárez, les decía, no estará muy, muy preparado, pero es listo como el hambre. Esto traerá un levantamiento de la ultraderecha, les argumentaba, pero no tiene nada que hacer, esto no lo para nadie. 

Tanta era mi efervescencia con el asunto, que tuve que recordarles que yo no militaba en el PCE y que ni siquiera era comunista, que como sabían era (y sigo siendo) una suerte de libertario socialista, implicado hasta las ingles desde incluso antes de aquel 1977. Pero no con el PCE. De ahí, mi mayor credibilidad con mis amigos. 

Poco después, el PSOE de Alfonso Guerra y Felipe González (yo siempre prefiero este orden), dio la sorpresa y se situó como primera fuerza de la izquierda, por delante y a gran distancia del PCE liderado por Santiago Carrillo, otro de los artífices, con el mentado Suárez, Guerra y algunos más, del encaje de bolillos que suponía entrar en democracia desde la dictadura y sin violencia. Aunque, naturalmente, el gran protagonista y quien tuvo la última palabra fue el pueblo. 

Tras aquella noticia y mi explicación, nos seguimos dedicando a lo nuestro en aquellos  cuatro días, disfrutar en lo posible de aquel paréntesis que significaba entrar en contacto con otr@ jóvenes extranjer@s. Para mí, que acababa de llegar de Escandinavia, referencia inexcusable para cualquier demócrata progresista de aquellos años, era en realidad un punto y seguido.

Pues bien, en nuestros días, como en toda la transición (e incluso antes) y sin olvidar otras opciones minoritarias a escala nacional, el socialismo español (PSOE, aunque convivió al principio con el inolvidable PSP de Tierno Galván) y el comunismo junto a  otras tendencias enfáticamente progresistas pero no comunistas (IU), siguen como los vecinos regañados, saludándose como mucho y votando juntos cuando no hay más remedio. Pero desconfiando mutuamente una parte de la otra -del mismo tronco de la izquierda, conviene recordarlo- en el día a día, en una estrategia común y, en fin, en abordar de una puñetera vez lo que la inmensa mayoría de los ciudadanos progresistas pide: cerrar filas para que la derecha no gane.

Los penúltimos acontecimientos en este país no han ayudado, hay que reconocerlo, a esa unión. No es de extrañar que IU eche pestes del año y medio final del gobierno de Rodríguez Zapatero. Pero los últimos sucesos, esto es, el triunfo colosal del PP ocupando el gobierno de la nación y el de la inmensa mayoría de comunidades autónomas y de ayuntamientos, y sobre todo la parición de la agenda oculta conservadora, sin parangón tan negativo para la ciudadanía (y en tan poco tiempo) en toda la historia democrática de España, debe ser -en mi opinión- el elemento precipitador de la unión estratégica de la izquierda. No sé si en una sola formación, como ya he escrito en repetidas ocasiones, o al menos en coalición perenne, para elecciones y para gobernar. Así sea. Y así, la legalización del Partido Comunista de España, hace treinta y cinco años, todavía serviría para más.


domingo, abril 01, 2012

La inminente soledad del PP

Tras una campaña que empezó hace unos años, de acoso y derribo a Zapatero, el PP de Rajoy y compañía accedió al gobierno de la nación y de la gran mayoría de comunidades autónomas y ayuntamientos. Y lo hizo, en buena medida, por el inmenso error del anterior presidente socialista de no convocar en mayo de 2010 unas elecciones generales adelantadas y así no tener que llevar a cabo unas medidas propias de la derecha que, en todo caso, naturalmente no estaban en el programa del PSOE.

Ahora, poco más de tres meses después de llegar a la Moncloa, Rajoy acomete un abanico de medidas que, nunca, en toda la historia de la democracia española, habían sido tan duras para los trabajadores. Y se ha encontrado con una huelga general (la primera, veo que no será la ultima, ni siquiera la penúltima, de la legislatura) a todas luces merecida. Con independencia de lo que los medios de comunicación afines al ideario conservador (mayoría clara) han contado, la huelga, para estas circunstancias, ha sido un éxito notable que ha sorprendido al gobierno. E incluso, si son sinceros, a los propios líderes sindicales, que tenían sus temores.

Pero, el acoso a los trabajadores por parte del gobierno del PP es tan monumental, que la ciudadanía, aún con poca inercia de huelga todavía a estas alturas del curso político, en efecto ha respondido suficientemente. Y no es arriesgado pensar que una mayoría importante de los millones de trabajadores (progresistas y también conservadores) que han escuchado incesantemente en la anterior legislatura -y sobre todo en la campaña para las generales del 20N- las promesas de Rajoy y su coro, esté literalmente indignada. Porque esas promesas se han tornado en todo lo contrario, con menos derechos y salarios para los empleados y una alfombra de terciopelo para empleadores y defraudadores.

Así, estas exacerbaciones del sistema capitalista, plasmadas aquí y ahora en Rajoy y su BOE, están llegando a unas cotas, a unas líneas rojas, que hacen imposible pensar que la ciudadanía -repito, con independencia de su proclividad ideológica- vaya a soportar mucho más. Lo cual,  traducido en sondeo de conducta electoral significará la continua aparición de encuestas coincidiendo en la paulatina caída del presidente del gobierno y sus correligionarios.

Caída hasta la cuasi soledad, hablo de una verdadera debacle. No es exagerada la apreciación, entiendo. Al día de hoy, empiezo a pensar que, si la crisis y el desempleo continúan (e intuyo que esto va para rato), en cuatro años el PP puede perder hasta las pestañas. Y lo que es peor para este partido, la usual tendencia de los políticos a aguantar en el poder, haría pasar por alto que, por muy precipitado que parezca (con sólo algo más de cuatro meses desde las elecciones generales y contando con mayoría absoluta), lo mejor sería que Rajoy empezara a pensar en adelantar las elecciones, como mal menor para su formación.

Pero aventuro que lo que probablemente ocurra es que haya una remodelación del Ejecutivo dentro de un año, más o menos. Y a correr. Pero a correr hacia atrás, insisto, y con una supina soledad. Con sus consecuencias. Tiempo al tiempo.

lunes, marzo 26, 2012

La izquierda ha ganado a la derecha. La huelga sube.

Este es el titular que, entiendo, resume bastante la esencia de las elecciones celebradas ayer en Andalucía y Asturias. Cantada la coalición PSOE-IU (entrando esta última o no en el gobierno) para una política descaradamente de izquierdas para los andaluces, y pendientes de algo similar en Asturias si al final no fallan los votos de los emigrantes y si UPyD no se desdijera de aquello de que gobierne el partido más votado, la izquierda ha ganado a la derecha, efectivamente.

La primera derivada de esa victoria es que los ciudadanos empiezan a reaccionar ante el acoso de Rajoy al Estado de Bienestar y a los derechos de los trabajadores. Y lo hacen tan solo tres meses después de estrenarse el PP en el gobierno de la nación. El presidente podrá negar esta causa-efecto, pero él sabe que así es. Por cierto, si lo niega, automáticamente señala a Arenas y compañía como causantes del descalabro.

La segunda derivación de esos resultados es que la huelga general del próximo 29 toma mucha fuerza. Porque, en definitiva, los trabajadores (incluyo, naturalmente, también aquí a una parte notable de los que votan derecha) empiezan a ver con meridiana claridad, tras la virulenta campaña desde la izquierda, la carta blanca que el PP ofrece a los empleadores. Y ven, asimismo, que la política de Rajoy no es incontestable, pierde fuelle, y por tanto es verosimil su frenazo con una multitudinaria protesta el jueves próximo. 

Hay una tercera derivada, no menos importante, de la victoria de la izquierda ayer: se refuerzan los respectivos líderes de PSOE e IU, tanto nacionales como los de las dos autonomías objeto de los comicios. Y esto, en principio, tranquilizará no poco el socialismo español (sobre todo) y la denominada izquierda plural.

Pero existe una cuarta y última derivación directa de las elecciones del domingo: queda claro que la izquierda, dividida, está en flagrante inferioridad respecto a la derecha, con la aplicación de la vigente ley electoral. Y como no está en la agenda del partido gobernante (no sé si el PSOE seguirá negándose también) el cambiarla, la única salida lógica es que la izquierda no nacionalista, de manera proporcional a sus fuerzas respectivas, se presente en una sola lista en la que, obviamente, el PSOE podría tener una visibilidad logotípica, etc., mayor. Pero para esto, todavía ha de llover mucho. Personalmente, tengo la completa seguridad de que, a largo plazo, los datos tozudos de un PP campando sólo en la derecha no nacionalista, terminarán por reconducir a la izquierda a un sólo partido o al menos coalición electoral perenne. Al tiempo...

sábado, marzo 17, 2012

El 25 de marzo, se juega algo más que el gobierno andaluz

El PP ganó el 20 de noviembre por mayoría absoluta. Sin incrementar sus resultados de 2008, sino simplemente capitalizando el desgaste del PSOE debido al empecinamiento de Zapatero en gestionar la crisis con medidas lejanas al ideario socialista, en vez de adelantar las elecciones a junio de 2010. Ahora, sólo tres meses después de iniciarse el gobierno de Rajoy, hay pendientes unas elecciones autonómicas el próximo día 25 en Asturias y Andalucía.

Las primeras, según todas las encuestas aparecidas,  presentan una foto fija del desgaste acelerado del PP en su labor desde Moncloa (una pedrada en la frente de los trabajadores) y en sus deslices como el de las intervenciones callejeras en Valencia y, sobre todo, el copago (multipago, en mi opinión) sanitario en Catalunya. En Asturias, pues, parece que el socialismo le devolverá la moneda al conservadurismo. Y exactamente por el mismo elemento precipitador por el que cayó estrepitosamente el 20N, el mal hacer del gobierno más que el buen hacer propio.

Porque, en estos tres meses, el PSOE sigue desdibujado, a trompicones (aun con un Rubalcaba que merece el reconocimiento de tesón y trabajo), con una semifinal -en realidad- ganada por los rubalcabistas en Sevilla y otra semifinal ganada por Tomás Gómez (no sé si chaconista de verdad o no) en Madrid. Pero con una verdadera final pendiente cuando comience a calentarse el patio socialista. Primero con la Conferencia de este verano en que se dilucidarán ideario y modelo de partido, incluyendo la posibilidad de desaparición de la rancia democracia delegativa y sustituyéndola por la democracia pura directa. Y después y en función de los resultados de dicha Conferencia, con la catarata de acontecimientos que podrían propiciar hasta un congreso federal extraordinario y, en todo caso, con unas primarias a cara de perro por la candidatura a la presidencia del gobierno de la nación. 

Con esta desazón del PSOE en lucha con sus intestinos, lo de Asturias, en efecto, es casi exclusivamente  (sin olvidarse del sin sentido de Cascos) la derivada primera del inexorable plano inclinado en el que el PP se ha instalado al gestionar la crisis en clave conservadora. Lo cual es mucho más coherente con su ideología, por cierto, que lo que hicieron los socialistas desde mayo de 2010 y hasta que dejaron el gobierno del estado, que fue algo contra natura.

Pero, en Andalucía, el gobierno del PSOE-A viene dejando un rastro de falta de credibilidad que, a fin de cuentas, compite al día de hoy con la asimismo tara de crédito del PP y, por tanto, de su representante andaluz, Javier Arenas. La prueba del nueve de esta situación es la clamorosa ausencia del candidato conservador en el debate de Canal Sur. 

Así las cosas, Andalucía parece un punto de inflexión en la política española. Si gobierna Griñán (obviamente con el apoyo de IU), Rubalcaba respira y Chacón tanto o más. Y el PP oficializa su caída sin precedentes, sólo tres meses después de estrenarse en el gobierno.

Pero si el que preside es Arenas, entonces el PP brinca con fuerza y quizás contrarreste en cierta medida el efecto social de la huelga general del próximo 29. Y pierden, no sólo Grinán y todos sus incondicionales, sino Rubalcaba y Chacón. Un lío. Sin desestimar que los propios sindicatos tendrían un caldo de cultivo diferente para el día 29, dependiendo de dichos resultados andaluces.




sábado, marzo 10, 2012

Rebelión para no morir


No estoy deprimido, no. Simplemente quiero esbozar unas ideas acerca de esa línea finísima, divisoria entre nuestra existencia y ese otro concepto absolutamente desconocido por todos y cada uno de los individuos de todas y cada una de las especies del mundo, la muerte. Y lo intentaré conectar con derechos de las sociedades avanzadas como la votación y la manifestación pública. En síntesis, que es más difícil.

En realidad, de la muerte, como del nacimiento, naturalmente no se tiene noticia alguna (por parte del protagonista) ni, por por tanto,  mucho menos atribución de cualquier tipo. No, la muerte es absolutamente opaca, impenetrable, por definición. Por tanto, ¿por qué ese miedo a caer en ella? 

En este sentido, pienso que, en general, lo cierto es que no se tiene miedo a la muerte en sí, sino a la pérdida de la vida. Que no es exactamente lo mismo, claro. Así, suele tenerse un miedo horrible a perder esto que se conoce, y no a llegar a aquello que se ignora de manera total.

Lo cual no deja de ser, en principio, sorpresivo, dado que la inmensa mayoría de la humanidad padece, más que disfruta,  la vida. Pero, ni ricos ni pobres, ni "triunfadores" ni "perdedores" sociales suelen querer morir. Lo normal es que intenten alargar su vivencia hasta donde se pueda.

Luego, si esto es lo que hay que se sepa (con independencia de la fe en otra vida, siempre respetable), parece procedente y de sentido común que la ciudadanía no se contente con dejar a otr@s que le arruine la existencia.

Por todo ello, me parece descorazonador que aún haya gente que se quede en su casa esperando que las cosas se arreglen por sí solas. La vida es corta, y ni existen amos, ni líderes incontestables. Cuando los ciudadanos entienden que están siendo atacados por aquell@s en quienes han delegado el poder,  pueden rebelarse, sin duda alguna. Uno de los métodos es el no votarles en la siguiente oportunidad, e incluso votar a quien más daño les haga. Y otro, que no invalida al anterior, echarse civilizadamente a la calle a protestar. 

Por eso, porque ni estoy muerto, ni deseo que me pastoree nadie en esta vida que es un suspiro, obraré en consecuencia. Me manifestaré, iré a la huelga y votaré  a quien más daño haga a aquell@s que más daño me hacen a mí y, a mi modo de ver, a mis congéneres. O, para mejor decir, a la inmensa mayoría de éstos, porque los hay, como sabemos, que salen altamente beneficiados de la infelicidad cuasi general.

sábado, marzo 03, 2012

El PSOE necesita más democracia


Siempre he sostenido que no hay de verdad libertad sin una notable igualdad, y que tampoco hay posibilidad de igualdad sin al menos una relativa libertad (la entrecomillada del muy imperfecto sistema en que vivimos y soportamos). Desde las primeras elecciones democráticas españolas tras la dictadura franquista, hace tres decenios y medio, libertad y democracia, las dos caras de la misma moneda del ser humano civilizado, han ido progresando, más o menos y con parones y arreones.

Pero, mientras la ideología conservadora, aquí y en cualquier otro lugar del mundo democrático, se da en general por satisfecha con una moderada cantidad y calidad de dichos dos conceptos, desde las coordenadas progresistas de verdad el listón siempre debe quedar más alto. Y ello, por una razón sencilla pero medular: la izquierda nunca entenderá, como esbozo en el arranque de este escrito, que la libertad y la democracia sean profundas sin que la justicia social se incorpore de manera natural a todos y cada uno de los ciudadanos.

Por eso justamente, es desmoralizador que el PSOE, principal partido de la izquierda en nuestro país, propenda en su propia casa a la democracia delegativa, que cuando se envicia lleva a una tara democrática que poco tiene que ver con la buscada profundización de tan preciado concepto. En otras palabras, el socialismo español, en su conducta interna, no anda tan lejos de la derecha liderada por el PP. Sin embargo, ser socialista es, en primer lugar, ser el mayor demócrata. O no se es socialista. Naturalmente,   otras formaciones de la izquierda no se libran de un juicio similar, ni mucho menos, pero hoy me ocupo del PSOE en este punto.

Y lo hago porque acaba de celebrarse el congreso del PSM-PSOE con la revalidación de Tomás Gómez como Secretario General. Pues, como ya tengo escrito antes de dicho evento, aunque los vaivenes ideológicos de Gómez y su forma de gestionar el socialismo madrileño me han llevado a decantarme públicamente por la candidata perdedora, Pilar Sánchez Acera, ambos han sido cooptados en sus carreras. Gómez lo fue por Zapatero en 2007, aunque en 2010 ganó limpiamente unas primarias. Y Sánchez Acera por el equipo de Ferraz, cuartel general de Rubalcaba. Dicho lo cual, me congratula que el congreso que ha elegido hoy a Gómez haya aprobado la democracia directa como método (y espíritu) para futuros comicios internos.

¿En qué cabeza cabe que con esta jaula de grillos dentro del socialismo pueda haber una opción de gobernar? Por mucho canto de sirenas revolucionarias que haya, desde Ferraz, desde Callao (sede socialista madrileña), desde Andalucía (lo hubiera tenido fácil ahora mismo, pero así, imposible..), o desde cualquier otro lugar o federación, el resultado será el mismo: sin credibilidad para millones de ciudadanos, a perder. A perder continuamente, sin crisis o con crisis. A perder. Qué pena para un partido que lo fue todo hace bien poco. Y qué pena, sobre todo, para la mayoría del pueblo español, buena parte de ella desilusionada.