viernes, marzo 01, 2013

Imágenes y tendencias electorales

Como ya tengo documentado y vengo escribiendo desde hace años (con el basamento de una ingente cantidad de cualificada investigación empírica internacional, en la que he colaborado), la credibilidad es factor esencial de la imagen o percepción que la ciudadanía tiene de los políticos y sus partidos. En general, la credibilidad está situada por encima de la atracción y el poder, los otros dos factores que, con el anterior, saturan en buena medida el concepto de imagen en política.

Dicha credibilidad, a su vez, se compone de tres subfactores: capacidad (o competencia o preparación), fiabilidad ética y eficacia social. Y, ciertamente, entre estas tres variables pueden existir varias mezclas susceptibles de arrojar un resultado mejor o peor que, típicamente, influye en el voto final ciudadano en unos comicios dados.

Así, puede ocurrir que un líder y/o su partido tengan una imagen pública de poco preparados, pero altamente fiables y eficaces para la sociedad, y en este caso parece muy probable que el resultado final les favorezca. O bien, que la preparación se perciba alta pero bajas la fiabilidad y eficacia, con cómputo final a buen seguro negativo. O incluso preparación y eficacia altas y fiabilidad ética baja, con resultado nada claro, dependiendo de la idiosincrasia del público potencial de dichos partido y candidat@. Análogo resultado incierto parece perfilarse de una combinación con preparación y fiabilidad altas, y eficacia baja. Hay más combinaciones posibles, obviamente. Pero, sin duda alguna, hay una mezcla negativa que parece darse, aquí y ahora, en el caso tanto del PP como del PSOE.

En efecto, el partido en el gobierno de la nación, aun con algun@s ministr@s con competencia baja en la percepción pública, en conjunto parece ser un equipo percibido como preparado. Pero también con fiabilidad ética y eficacia social muy bajas, en términos de esa imagen pública. Y resultando lo que muestran todas las encuestas: mal, muy mal para el PP.

En cuanto al PSOE, salvada la preparación globalmente, la fiabilidad ética y la eficacia social están aún a la baja ( pero mucho menos que el PP, para un importante público de centro dubitativo en su voto o incluso en si ir a votar en su momento o no), sobre todo por el influjo del último año y medio de gobierno de Rodríguez Zapatero. La aparición y consolidación de UPyD puede captar a este público de ideología centrista y sin voto definido al día de hoy. A su izquierda, el PSOE pierde poco a poco a manos de IU, si bien la timidez de esta coalición para asentarse sin complejos -y con todas sus consecuencias- como alternativa real al PP, pone sordina a tal trasvase de votos.

Este es el panorama general. Y la tendencia que se observa es la de empeorar en el caso del PP (especialmente ahora con la percepción pública de mentira tras mentira, presunta corrupción, y la perspectiva de retroceso económico en 2013 augurado desde Bruselas), y la de mejorar muy poco, intrascendentemente, en el caso de un PSOE prisionero además de sus batallas internas.

Por tanto, aparece de modo prominente una hipótesis doble y de contrario resultado: si el gobierno PP logra reducir claramente el paro e impulsar la economía, preveo que muchos (¡no todos!) de sus recientes electores en las generales disculparían sus mentiras y presunta corrupción; pero si no es así, si paro y economía continúan en números alarmantes -que es lo más probable al menos en un par de años- la difuminación conservadora está cantada. Con su única esperanza: que el PSOE siga hibernado y la izquierda troceada. Y, perdiendo seguro la mayoría absoluta, conseguirla nuevamente pactando después de las elecciones, como siempre, con los nacionalistas conservadores. ¿Y con UPyD?

A ver. Porque entiendo muy improbable que, con esta ruina social con tendencia a empeorar, el PP pueda aguantar toda la legislatura la legítima y legal presión de la calle, de los ciudadanos indignados y asqueados. Sobre manera porque, de esta guisa, los sacrosantos parámetros económicos (siempre cobardes ante estas algaradas) irían a pique. Y alguien susurraría a alguien al oído...