Aunque no siempre, ni mucho menos, tenga lugar el vómito, la náusea ofrece la sensación de que el contenido estomacal se va a arrojar a través del esófago y finamente por la boca. Por tanto, no siempre que se tienen náuseas se vomita, pero siempre que se vomita suelen anteceder náuseas.
En el mundo en general y en España muy en concreto, creo que se está preparando una náusea social. Esto es, hay síntomas de que algo importante puede sobrevenir. Hablo, como es lógico, de sucesos en todo caso dentro de la legalidad vigente y en una línea inequívocamente civilizada. Pero que se nota que están dando vueltas por el estómago colectivo, como si quisieran abrirse paso para eliminar esa nefasta sensación de gran malestar cuya alarma es la náusea, la náusea de millones de ciudadanos que asisten, atónitos, al espectáculo de ver recortados derechos y calidad de vida y, a la par, ver cómo se soba el lomo a los más poderosos.
Las herramientas con las que el estado de derecho dota a la ciudadanía pueden tumbar, legal, legítima y civilizadamente, a cualquier gobierno salido de las urnas pero que incumpla de manera abrupta sus promesas anteriores y ponga en marcha una regresión social histórica. La percepción (o imagen) y el valor que a ella le dan los individuos (imagen valorada, o actitud) son conceptos que inexorablemente pasan factura a quienes, desde la política, no los tienen en cuenta.
El gobierno del PP todavía está a tiempo de frenar, pensar y revocar una serie de acciones que, a todas luces, son rechazadas por una importante mayoría del agregado social, incluyendo a bastantes votantes conservadores. El propio presidente del gobierno español acaba de contrastar en carne propia como el socialista Hollande y sus apoyos de la izquierda continental, con un camino alternativo europeo para superar la crisis sin castigar a los más débiles, ha echado una importante mano a España. Merkel (y sus grupos de presión) ya están empezando a ser relativamente equilibrados por esa otra solución política que, caso de Francia, terminará triunfando en todo el viejo continente.
Reitero, Rajoy debe parar. E incluso debe revocar muchas de las medidas que ha puesto en marcha. Para evitar la náusea social. Y el posible vómito posterior. Porque el cuerpo social no aguanta tanto castigo sin, de manera natural, reaccionar. De no dar marcha atrás el gobierno, los partidos inequívocamente progresistas y los sindicatos de clase, lo tendrían muy fácil.
El gobierno del PP todavía está a tiempo de frenar, pensar y revocar una serie de acciones que, a todas luces, son rechazadas por una importante mayoría del agregado social, incluyendo a bastantes votantes conservadores. El propio presidente del gobierno español acaba de contrastar en carne propia como el socialista Hollande y sus apoyos de la izquierda continental, con un camino alternativo europeo para superar la crisis sin castigar a los más débiles, ha echado una importante mano a España. Merkel (y sus grupos de presión) ya están empezando a ser relativamente equilibrados por esa otra solución política que, caso de Francia, terminará triunfando en todo el viejo continente.
Reitero, Rajoy debe parar. E incluso debe revocar muchas de las medidas que ha puesto en marcha. Para evitar la náusea social. Y el posible vómito posterior. Porque el cuerpo social no aguanta tanto castigo sin, de manera natural, reaccionar. De no dar marcha atrás el gobierno, los partidos inequívocamente progresistas y los sindicatos de clase, lo tendrían muy fácil.